Cataluña: los revolucionarios, la lucha por la Autodeterminación y el Socialismo

Por Nicolás Riu

El mundo mira hacia España conmovido por la enorme lucha independentista catalana, que está poniendo a prueba a todo el sistema capitalista regional, sobre el cual sobrevuela el fantasma del Brexit y la posibilidad de que explote una crisis superior que termine por desmembrar a la Unión Europea, esa gran unidad burguesa al servicio del imperialismo alemán y los monopolios más poderosos.

Lo que allí sucede es la expresión de un fenómeno mundial que tiene a su vanguardia a los kurdos en Medio Oriente. Sin embargo, lo de Cataluña adquiere otra relevancia, porque tiene sobre sus espaldas existe una tradición de combate contra el franquismo en la Guerra Civil y cuenta con un experimentado movimiento obrero industrial.  En ese sentido, los revolucionarios debemos asumir las palabras de Lenin, quien decía: “por autodeterminación de las naciones se entiende su separación estatal de las colectividades de otra nación…” Aunque “Dicha autodeterminación debe ser analizada en su marco histórico y político ya que la batalla por un separatismo de carácter capitalista no puede jamás lograr una autentica emancipación…”

El fenómeno catalán es muy progresivo, porque junto con cuestionar la unidad burguesa - construida alrededor de la reaccionaria monarquía - unificó a los independentistas con quienes no coincidiendo con estos defienden el derecho del pueblo a decidir su futuro. Esta unidad se extendió hacia toda la península ibérica, destruyendo las barreras y los prejuicios que pretendió imponer el estaño español para fragmentar a las masas. Pero además, esta unidad golpea al gobierno de la Generalitat, que está aterrorizado de que el proletariado catalán coordine sus luchas con los trabajadores de toda España, retomando la experiencia histórica, la de la Guerra Civil, la de la Revolución y la lucha por la República, que es una tarea que no pudo garantizar la burguesía decadente española.  

El proceso de Autoorganización que tuvo lugar para garantizar el referéndum, involucrando a cientos de miles que ganaron las calles y defendieron las escuelas a través de los Comités de Defensa del Referéndum, es un ejemplo magnífico, que en la medida en que se extienda por toda España, amenaza con resucitar las experiencias más avanzadas de la Revolución en pleno Siglo XXI. La lucha consecuente por la Autodeterminación cuestiona al régimen monárquico, al gobierno patronal de Cataluña y a las instituciones en las que se asienta, ya que la burguesía de esa región apenas busca renegociar su ubicación en mejores condiciones, lo cual va a contramano de los deseos e intereses del movimiento de masas, que para ir a fondo debe acabar con el Capitalismo e imponer una nueva unidad, la unidad de los pueblos Autodeterminados.

Puigdemont, jefe de la burguesía “independentista” catalana, quiere avanzar para profundizar sus planes a ajuste y austeridad, de manera de obtener más y mejores ganancias en las transacciones comerciales con España, la Unión Europea y el resto del mundo. Por eso, desde el principio intentó limitar la lucha, por ejemplo transformando a la Huelga General en “Paro Cívico”, objetivo que no pudo concretar.  La poderosa huelga general posterior al referéndum, profundizó la crisis abierta con la lucha nacional, planteando la posibilidad de que estalle un proceso revolucionario que ponga en cuestión al capitalismo ibérico y posibilite la conquista del poder por parte de los trabajadores y el pueblo, para lo cual los/as revolucionarios/as tienen que ubicarse a la altura de las circunstancias.

Para eso deben interpretar cabalmente a Lenin, que explicaba brillantemente el tema: “Cuando la burguesía de una nación oprimida lucha contra la opresora, nosotros estamos siempre, en todos los casos y con más decisión que nadie, a favor, ya que somos los enemigos más intrépidos y consecuentes de la opresión.”  “Por cuanto la burguesía de la nación oprimida está a favor de su nacionalismo burgués, nosotros estamos en contra... luchamos contra los privilegios y violencias de la nación opresora y ninguna tolerancia con el afán de privilegios de la nación oprimida”.

La pelea por la emancipación nacional no puede separarse de la lucha por las demandas insatisfechas de la clase obrera, que debe ponerse al frente del reclamo de la Autodeterminación, proponiendo la destrucción del Estado Monárquico Imperialista Español, para que de sus cenizas irrumpa una Federación de Estados o Regiones Autónomas de carácter Obrero y Socialista. La Huelga General abrió la posibilidad de que la clase obrera avance raudamente en esa dirección, conquistando victorias y mostrándole el camino al resto de los pueblos de España y Europa, agitando - por ejemplo - la necesidad de que se expropien los bancos y las grandes empresas, para que pasen a ser controladas por sus trabajadores. 

La clase obrera debe levantar la bandera del No Pago de la Deuda a los imperialistas españoles, europeos y yanquis, la necesidad de imponer una Educación totalmente Laica, Estatal y Gratuita, como así también la necesidad de acabar con toda las instituciones de la Monarquía, imponiendo medidas que vayan a fondo con los reclamos democráticos de las masas, proponiendo la construcción de la República más democrática de todas, la República Obrera y Socialista. 

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