26 y 27M: Hicimos un gran encuentro internacionalista


Por Damián Vekelo

Los días 26 y 27 de mayo se realizó un encuentro internacional, con presencia de  militantes revolucionarios de Brasil, Argentina, Venezuela y Uruguay. Impulsada por el FAS, con organizaciones que integran la Coordinadora Guevarista Internacionalista, la reunión significó un hecho trascendente en el camino para unir a todos los que nos enfrentamos al imperialismo (y al capitalismo) en este continente, partiendo del principio que para los marxistas la revolución socialista es nacional por su forma, pero internacional por su contenido.

El intercambio entre los camaradas participantes fue muy rico, de un profundo contenido teórico y político, en el que se profundizó acerca de la situación internacional y las perspectivas, coincidiendo plenamente en el carácter de la crisis del capitalismo y las perspectivas de desarrollo del movimiento de masas. En torno a estos puntos, hay un profundo acuerdo en que hasta ahora el capitalismo no ha encontrado una salida a la crisis que estalló en 2008 y esta debacle tiene un correlato político, en un resquebrajamiento de las formas tradicionales de dominación, que se manifiesta principalmente en una crisis del régimen democrático burgués. 

Este contexto que a la vez implica una enorme pauperización de la clase obrera, lleva a los trabajadores y las amplias masas oprimidas a rebelarse, no solo contra sus opresores directos o más claros, sino también contra las instituciones que disfrazadas de organizaciones obreras, funcionan como dique de contención al desarrollo de la conciencia y la organización independiente de los trabajadores, como el caso de los sindicatos burocratizados. 

En contraposición a las instituciones que garantizaron hasta ahora la dominación del capital, surgen en forma embrionaria, en todo el mundo aunque de manera desigual, organismos asamblearios, formas de democracia directa que son para nosotros el germen de una nueva institucionalidad. En el caso particular del continente americano, también hay grandes coincidencias en la caracterización de los gobiernos posteriores a la crisis del 2000, las opciones que surgen al calor de grandes movilizaciones de masas que hicieron temblar al régimen en países como Venezuela o Argentina.

Tanto los populismos y progresismos de todos los pelajes y tradiciones (Chavismo, Frenteamplismo, Kirchnerismo), cumplieron el papel de bomberos ante el fuego de la lucha de clases que recorrió esta parte del mundo. Hoy esos proyectos están en decadencia pero aún la burguesía busca reciclarlos para que nuevamente oficien de salva vidas del capitalismo, por eso es de crucial importancia para la izquierda revolucionaria delimitar claramente los dos campos y programas en pugna.

La contradicción fundamental es entre el capital y el trabajo y es de suma importancia para los revolucionarios denunciar los cantos de sirena del nacional populismo, en particular el referenciado con el Chavismo venezolano, que tras la bandera del socialismo ha llevado a la peor miseria a los trabajadores y el pueblo de Venezuela, en una situación sin precedentes y que muchas corrientes, sobre todo en Argentina, reivindican como el camino a seguir, buscando embellecer el papel del Estado, pergeñando nuevos engaños a las masas para que depositen sus expectativas en algún burgués “nacional y popular”.

Un acontecimiento trascendente 

En un contexto de profunda crisis del capitalismo, el encuentro e intercambio entre activistas de diferentes corrientes de la izquierda revolucionaria internacionalista, es un acontecimiento de suma trascendencia, en pleno proceso de agudización de la lucha de clases en el mundo, este es un paso importante para comenzar a coordinar acciones y campañas comunes contra el imperialismo y sus lacayos.

La calidad de los acuerdos alcanzados, sienta las bases para comenzar el camino de reagrupamiento de los revolucionarios que luchamos por terminar con el capitalismo y construir una sociedad sin explotadores ni explotados, tenemos sobre nuestros hombros la vasta experiencia de las revoluciones en el siglo pasado, con su s avances y retrocesos, pero fundamentalmente tenemos la oportunidad histórica del momento que nos toca vivir, en el que la crisis del capitalismo es la mayor de su historia y los muros con los que se sostiene se caen a pedazos.

Esto obliga a la izquierda revolucionaria a multiplicar los esfuerzos para reconstruir una dirección internacional que aporte al desarrollo de la lucha de la clase obrera en todo el mundo. Es un camino escarpado y sinuoso pero tenemos a nuestro favor toda la fuerza de la historia, este es el primer paso.

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