La rebeldía en los deportistas, un síntoma de la debilidad y la crisis del imperialismo yanqui
Por Mauro Biondi
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump,
continua cosechando enemigos entre la población de su país, ya que desde hace
varias semanas viene atacando con dureza a los jugadores del futbol americano,
NFL, por sus métodos de protesta contra el racismo. Mediante su cuenta de Twiter,
el mandamás yanqui cuestionó a los jugadores que hacen esto arrodillándose
cuando se canta el himno en los estadios.
Trump tildó de “hijo de puta” a Colin Kaepernick, el
ídolo afroamericano de la NFL que impuso esta modalidad un año atrás en señal de
protesta contra la violencia policial hacia los negros estadounidenses. “¿No
les gustaría ver a uno de esos presidentes de la NFL - cuando alguien falta al
respeto a nuestra bandera - decir "Saca a ese hijo de puta de la cancha
ahora mismo, está despedido?” Gritó ante la euforia de su público en un acto en
Alabama.
Colin había declarado: "No me voy a levantar a
mostrar orgullo ante la bandera de un país que oprime a la gente negra y a la
gente de color… Continuaré quedándome sentado cuando suene el himno, porque voy
a apoyar a los oprimidos. Es algo que tiene que cambiar, y cuando vea ese
cambio y la bandera comience a representar a todos por igual, entonces me
levantaré”.
El jugador afroamericano se terminó transformando en una
referencia no solo para compañeros los jugadores de color sino para muchos
blancos que decidieron imitar su gesto de rebeldía contra el “gatillo fácil” y
las movilizaciones de los supremacistas blancos. Esta actitud, que comenzó en
la NFL, está desembarcando en otros deportes, como el básquet de elite - NBA -
donde “Manu” Ginóbili, el entrenador de los San Antonio Spurs y la súper
estrella Lebron James, tomaron partida contra el racismo.
En 1996, el jugador de la NBA Mahmoud Abdul-Rauf, que
había reaccionado como Kaepernick - repudiando la discriminación hacia los
musulmanes - fue inmediatamente separado del equipo y suspendido de la liga.
Esto no sucede ahora con los deportistas “rebeldes”: en primer lugar por la
masividad de la protesta y, en segundo término, por el constante y sistemático
deterioro de la autoridad del presidente Trump, quien lejos de resolver el
problema lo profundiza, echándole “nafta al fuego”.
Por eso, luego de sus declaraciones, el entrenador de los
Baltimore Ravens y sus jugadores se tomaron las manos en señal de protesta
antes del partido del domingo, mientras que el dueño de los Jaguars bajó al
césped para solidarizarse con sus jugadores, muchos de los cuales se
arrodillaron. La comisión directiva de la NFL le puso la “frutilla al postre”,
publicando una declaración cuestionando los dichos de Donald Trump.
Luego de emprenderla contra musulmanes, “dreamers”,
chicanos e inmigrantes en general, el jefe del imperio ha sumado un enemigo muy
poderoso e influyente, cuyo involucramiento contribuirá a profundizar la crisis
y debilitamiento históricos del principal país del mundo, lo cual constituye
una buena noticia para los trabajadores y los pueblos que enfrentan los planes
de Ajuste, Saqueo y Represión de sus lacayos regionales.
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