Las elecciones regionales. La abstención inducida y la identidad chavista
Por: Omar Vázquez Heredia
El resultado de las elecciones regionales es increíble
por los tres años de inflación de tres dígitos, la profunda escasez, el
deterioro de los servicios públicos y del sistema de salud, la ausencia de
billetes y el rechazo popular al gobierno de Maduro (popularidad del 20%), pero
hasta ahora parece real, después de un día la llamada Mesa de la Unidad
Democrática (testigos, técnicos y rector del CNE) es incapaz de demostrar con
las actas en la mano el supuesto "fraude" del chavismo. Incluso ya Henri
Falcón reconoció la derrota electoral, otros como Henry Ramos Allup y Henrique
Capriles se mantiene en silencio sin plantear la tesis del fraude y en el
estado Bolívar Andrés Velásquez exige que el gobierno asuma su victoria,
conseguida con el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE).
El gobierno nacional buscaba ganar por la ausencia de los
candidatos y electores de la derecha tradicional, pero hubo una participación
del 62%. ¿Votó toda la base electoral del chavismo (sin incluir los caraqueños)
y la abstención fue solo opositora (MUD, Resistencia y Ni Ni)? Puede ser,
habría que analizar el impacto de la migración masiva (en su inmensa mayoría de
opositores), el llamado a la abstención de sectores importantes de la derecha
tradicional, la desmoralización por la derrota de los focos insurreccionales
(La Resistencia), el rechazo a los intentos de negociación de la MUD con los
jerarcas del gobierno, la efectividad de las acciones gubernamentales ilegales
para desalentar el voto opositor (la migración de miles de votantes de sus
centros electorales 48 horas antes de las elecciones) y la inhabilitación de
candidatos opositores mejor posicionados (Henrique Capriles en Miranda) y los
terribles candidatos de la MUD (Ismael García, Guillermo Call, Bernabé
Gutiérrez, José Gregorio Montilla, entre otros).
¿El CNE puede realizar un fraude incomprobable? No creo,
si fuera así el chavismo no habría perdido ni el referéndum del 2007, ni las
elecciones parlamentarias del 2015, tampoco habría tenido que inventarse la
ANC, postergar de modo ilegal las elecciones regionales un año y desalentar con
irregularidades el voto opositor. Además, en caso de la posibilidad de un
supuesto fraude incomprobable, por qué un gobierno de militares y civiles que
piensan como militares pudiendo hacer fraude electoral no se garantiza el
control territorial de las gobernaciones ubicadas en las fronteras y en todas
las zonas petroleras como: Anzoátegui, Bolívar, Nueva Esparta, Táchira y Zulia.
Hay que diferenciar por un lado el supuesto fraude
electoral, que hasta ahora no fue probado, y en el otro lado los reales y
visibles vicios legales y abierto ventajismo gubernamental. ¿Será que en
realidad los focos insurreccionales de sectores de la derecha tradicional y las
sanciones financieras de Trump provocaron una renovación de la identidad
chavista? Puede ser, el miedo a la violencia opositora es real y las
repudiables sanciones financieras de Trump pudieron revitalizar de manera
coyuntural las capacidades encubridoras de la retórica estatal sobre una
supuesta "guerra económica". El Carnet de la Patria y los Clap
pudieron consolidar la red asistencialista del chavismo, su maquinaria
electoral en la actualidad.
La ANC prometió paz y derrotar la "guerra
económica", y a través de la previa represión estatal y la desmovilización
logró la paz, entendida como ausencia de violencia política en gran escala, eso
pudo provocar un cambio positivo de ánimo en las bases chavistas, pero jamás va
poder derrotar algo que no existe: "la guerra económica". El deterioro
de la situación económica del país se va seguir acentuando, el gobierno
continúa reduciendo importaciones reales para cancelar vencimientos de la deuda
externa, y a su vez mantiene un sistema de cambio dual y un tipo de cambio
preferencial que facilita la apropiación burocrática y privada de las divisas
escasas. En pocas palabras, sigue aplicando un ajuste económico reaccionario,
por eso la estabilidad estatal y gubernamental alcanzada con el último
resultado electoral es totalmente endeble, coyuntural y parcial.
El gobierno de Maduro y las leyes constituyentes. La
continuidad del ajuste económico reaccionario
Por Omar Vázquez Heredia
Desde hace varios días, se esperaba con ansiedad las
medidas económicas del Presidente Maduro, algunos pensamos que en la presente
coyuntura era posible que el bloque gubernamental chavista estuviera obligado a
la unificación del tipo de cambio y a la realización de una renegociación de la
deuda externa. No obstante, por ahora no fue así y parece que no lo será, a
pesar de dos circunstancias centrales para la economía venezolana: las
sanciones financieras del gobierno de EEUU, que le dificultan al aparato estatal
venezolano emitir en el exterior nuevos bonos de la deuda, con la finalidad de
obtener el financiamiento necesario para cancelar los vencimientos de los
antiguos endeudamientos externos del Estado; y, el fracaso parcial, del acuerdo
entre los miembros de la Opep y Rusia establecido en el últimos meses del año
2016, con el objetivo de recortar la extracción de petróleo, buscando un
incremento vertical del precio del petróleo, que en la actualidad es imposible
porque en EEUU sigue creciendo la extracción de petróleo mediante el uso de la
fractura hidráulica[i].
En realidad, el gobierno de Nicolás Maduro y Diosdado
Cabello hace lo mismo que en noviembre de 2014, decreta aumentos nominales a
las pensiones, salarios mínimos y crea un bono escolar, que en términos reales
será tragado por la inflación, en el marco de un contexto económico
condicionado por el armazón institucional del Estado, a través de la
contracción de la oferta de mercancías y el incremento de la emisión monetaria
por encima de las necesidades de circulación. Como hemos dicho antes, el
recorte de la oferta de mercancías es producto en lo fundamental de la
aplicación por parte del bloque gubernamental chavista de un ajuste económico
reaccionario, que supone la reducción vertical de las importaciones con la
intención de disponer de las divisas requeridas para el pago de los
vencimientos de la deuda externa. En el año 2012 el aparato estatal asignó
71083 millones de dólares para importar bienes de consumo productivo y final[ii], en el 2016 asignó solo 17177 millones de
dólares[iii], una contracción brutal que posibilitó
los altos niveles de escasez e inflación que se padecen en el país. En cambio,
entre el 2014 y 2016, el Estado canceló 62475 millones de dólares en deuda
externa (sin incluir el 2017), sumando 44071 millones de dólares en pasivos de
PDVSA[iv] y 18404 millones de dólares en
vencimientos de los bonos del gobierno central[v] .
Además, al igual que en noviembre del 2014, intentando y
en muchas oportunidades logrando engañar a sus bases que creen de manera
errónea que el aparato del Estado puede definir de manera unilateral el precio
de las mercancías y la cotización del dólar, promueve en la actualidad leyes
que supuestamente ayudarán al control estatal de la inflación y la depreciación
del tipo de cambio, a través del incremento de las fiscalizaciones
gubernamentales, entre ellas: la Ley de Abastecimiento Soberano y Precios
Acordados y la Ley de Casas de Cambio. Recordemos que en el año 2014 fue
constituida la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos
Socioeconómicos (Sundde) y el 18 de noviembre de 2014 fue publicada en la
Gaceta Extraordinaria 6.156 el Decreto de Ley de Reforma Parcial del Decreto de
Ley Orgánica de Precios Justos. En ese sentido, debemos cuestionar la supuesta
capacidad del aparato del Estado para decretar de manera unilateral el precio
de las mercancías y la cotización del dólar, sin importar ningún factor
económico como la oferta y demanda de las mercancías, el tamaño de la
producción nacional y el nivel de la productividad del trabajo, la cantidad de
las importaciones, el precio del petróleo y el tamaño de las reservas
internacionales.
Desafortunadamente, las bases chavistas creen que los
controles de precios y cambio antes funcionaban porque había mejores y mayores
niveles de fiscalización estatal producto del liderazgo de Hugo Chávez, pero en
realidad la brecha entre precios oficiales de las mercancías y de la cotización
oficial del dólar era mucho menor que en la actualidad, porque el Estado manejó
una mayor cantidad de divisas, por lo tanto financió un alto nivel de
importaciones, los cupos para turismo internacional y compra online, y vendía
bonos de la deuda en bolívares que ahora se cancelan en dólares. Por eso,
trasladando de modo mecánico dos contextos económicos diferentes, las bases
chavistas siguen creyendo que la inflación y la escasez se solucionan con más y
mejores fiscalizaciones del aparato del Estado.
Al final, avanzan con el verdadero objetivo de las
llamadas leyes constituyentes: la Ley para la Promoción y Protección a la
Inversión Extranjera, que tiene como finalidad crear mejores condiciones
jurídicas para la entrega de los llamados recursos naturales y de las
propiedades estatales al capital transnacional con el objeto de captar divisas
para seguir financiando el pago de la deuda externa. Recordemos la promulgación
el 18 de noviembre de 2014 en las Gacetas Extraordinarias 6.151 y 6.152,
respectivamente de los Decretos de Ley de Regionalización Integral para el
Desarrollo Socioproductivo de la Patria y de Ley de Inversiones Extranjeras.
Dos normas jurídicas que permitieron la creación de la Zona de Desarrollo
Estratégico Minero Nacional Arco Minero del Orinoco y las Zonas Económicas
Especiales de Paraguaná y Ureña.
¿Esas medidas qué dejan intacto hasta ahora? El dólar
preferencial en 10 bolívares, a través del cual atesoran millones de dólares
los altos jerarcas militares y civiles del chavismo. Un dólar preferencial en
10 bolívares que impide incluso desde una perspectiva burguesa la renegociación
y reestructuración con mejores tasas de interés de la deuda externa, porque
ningún inversionista dejará de cobrar sus bonos en la actualidad para
cancelarlos después, cuando sigue abierto uno de los principales motivos del
endeudamiento externo venezolano: el déficit operativo de Pdvsa, la brecha
entre egresos medidos en tipo de cambio paralelo e ingresos medidos en tipo de
cambio oficial. En pocas palabras, dejan intacto el proceso de acumulación
originaria de la nueva fracción emergente de la burguesía, por eso es evidente
el carácter cleptocrático de los altos jerarcas civiles y militares del
gobierno chavista.
Ya ni siquiera es medianamente creíble la vieja excusa
que se empleaba para legitimar la continuidad del dólar preferencial en 10
bolívares, que se utilizaba para importar los alimentos y medicinas que
necesitaba el pueblo trabajador y su eliminación provocaría un espiral
inflacionario, el espantoso nivel de escasez e inflación demuestra la falsedad
de la mentira aludida. Pero, además, en la actualidad el bloque gubernamental
chavista distribuye de manera racionada y esporádica la caja o bolsa del Clap,
cobrando 10000 bolívares a los beneficiados, un monto que al calcularlo con
respecto al dólar preferencial implica que 10 productos alimenticios de muy
mala calidad e importados al mayor, tienen un supuesto costo de 1000 dólares.
Es evidente, que la corrupción como mecanismo de acumulación originaria de la
alta burocracia chavista es vergonzosa y brutal.
¿Qué ocurrió después de esas medidas y decretos-ley de
2014? Altos niveles de inflación, escasez, la entrega descarada al capital
transnacional del denominado Arco Minero del Orinoco con la presencia de
transnacionales mineras como Gold Reserve y la renegociación con
transnacionales petroleras como Rosneft (Rusia), Chevron (EEUU) y CNPC (China)
de los paquetes accionarios de varias empresas mixtas con reducción de las
acciones controladas por PDVSA. ¿Qué va pasar ahora? Lo mismo, mientras tanto
los "realistas" y "pragmáticos" defienden con un grosero
oportunismo el pago de la deuda externa con el hambre y la muerte de las clases
populares de Venezuela, al contrario los revolucionarios venezolanos debemos
exigir la suspensión inmediata del pago de la externa, la unificación del tipo
de cambio y el restablecimiento de los niveles de importación necesarios para
el impulso de un plan de producción nacional con control obrero y popular. Los
"realistas" y "pragmáticos" que defienden los intereses del
capital transnacional y de las dos fracciones burguesas (tradicional y
emergente) nos dicen como Margaret Thatcher que "no hay alternativa",
pero nosotros debemos estar claros que en los actuales momentos la única
alternativa es crear conciencia en las clases populares de sus verdaderos
intereses.
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